miércoles, 23 de diciembre de 2015

TAREA 8



T8: UNA MAÑANA EN LA BIBLIOTECA

En la última sesión nos hemos reunido en la biblioteca, la idea es conocer las instalaciones y aquello que nos puede ofrecer. Y como hemos podido comprobar la mayoría no estábamos muy familiarizados con la localización de los recursos disponibles, es decir, dónde estaban ubicadas las publicaciones que nos podrían resultar de interés a cada uno, independientemente de la disciplina de que se trate. Es lo que tienen los avances tecnológicos: los ordenadores, las bases de datos, internet,…; todo disponible a un click. Esto ha revolucionado la manera en la que buscamos la información que necesitamos, no hay que salir del despacho. Pero no hace tanto tiempo las continuas visitas a la biblioteca eran más que obligadas, incluso en otras universidades o ciudades (en eso creo que hemos mejorado mucho). Y no solo por los desplazamientos si no por el tiempo, solo para hacer un pequeño reconocimiento y buscar revistas de nuestra disciplina hemos pasado una media hora sin darnos cuenta.

En nuestra búsqueda hemos comprobado cómo la mayoría de las publicaciones se cortan alrededor de los años 2005 y 2010. Vamos, que ya en papel casi no se recibe nada en los últimos años. En muchos casos no encuentras la revista sola, si no un volumen que recopila varios números de dicha revista, las correspondientes a un año, o a un semestre por ejemplo (estos tenían un grosor considerable).
Una vez observadas las publicaciones de diferentes disciplinas (Ingeniería, Biotecnología y Medicina han sido nuestros campos) hemos visto semejanzas y diferencias. Varían algo según el año y país de publicación, pero en general son en blanco y negro y tienen el formato a dos columnas y estructura IMRAD (salvo en una publicación algo diferente, con la estructura más a modo de libro). Sí encontramos una diferencia más destacable en las publicaciones de ingeniería que es que no tienen el apartado de Materiales y Métodos como una receta como en otros artículos, en ellos se desarrolla este apartado de otra manera: proponen una serie de cuestiones (generalmente algoritmos o fórmulas) y plantean cómo mejorarlos.
Respecto a la longitud de los artículos es variable, en una revista eran todos los artículos de unas 3 hojas máximo y en las demás variaban en función de gráficos, tablas y dibujos, por ejemplo (4, 6, 8 páginas). Las referencias por página también es algo que varía bastante, sobre todo si hay figuras o gráficos, o si está en un apartado u otro (es fácil que en resultados haya menos citas que en la discusión). También varía la cantidad de referencias por artículo: 32, 46, 56, 63. Y en cuanto a las referencias nos encontramos aquellas que están ordenadas por orden alfabético y otras que lo están por orden de citación en el artículo.

Lo que queda claro es que todas las publicaciones siguen una estructura visual y de organización más estandarizada. Y después cada revista tiene sus condiciones en cuanto a cómo organizar las referencias, cómo nombrar otras publicaciones (por ejemplo con abreviaturas), tamaño de letra, gráficos y otros.
Nos ha faltado ver alguna disciplina más relacionada con las letras, seguro que habríamos apreciado otras diferencias.

jueves, 10 de diciembre de 2015

TAREA 6



T6: DOCUMENTACIÓN CIENTÍFICA

Desde el primer momento que entramos en contacto con el mundo científico (o con cualquier tipo de actividad investigadora), probablemente durante la realización del Máster sobre todo,  no dejamos de escuchar argumentos relacionados con los artículos. Poco a poco vamos viendo su importancia, su utilización, su manejo, su estructura,….


Los artículos, ese elemento que en algún momento casi llegan a resultar como una maldición. Y que todo el mundo tiene presente, bien porque busca información, bien porque ha publicado alguno, porque tiene necesidad de publicar,… pareciera el elemento omnipresente en la mente de los investigadores. Se deduce de esto la importancia de estas publicaciones y lo reconocido y establecido del sistema tal y como lo conocemos. Pero es inevitable que surgiera la duda de cómo fue el origen de este sistema, si siempre fue así, si ha sufrido cambios importantes, cómo ha evolucionado o cómo puede evolucionar y otras cuestiones similares.

Por este motivo me ha parecido muy interesante leer sobre el origen histórico de los artículos. Cómo fue en los inicios la manera de comunicar los conocimientos y cómo ha ido cambiando a lo largo de los siglos para responder a ciertas necesidades derivadas del creciente número de trabajos realizados, que básicamente se pueden resumir en dos motivos: economizar espacio y tiempo.


“Si no se publica, no existe”, parece una obviedad pero esta frase que hemos podido leer nos lleva a reflexionar sobre la importancia que tiene poner al alcance de los demás los descubrimientos realizados. Por muy buenos o malos que hayan sido unos resultados sirven de poco si no se hacen públicos. Por lo que una de las finalidades de la actividad científica es hacer público su trabajo: publicar. Así que nos encontramos con cantidad de artículos y trabajos publicados cada día, millones y millones a lo largo de décadas. Y ¿cómo gestionamos tal cantidad de información? Ahora parece muy sencillo, nos sentamos delante de un ordenador, accedemos a internet y buscamos la información, pero ¿alguien se ha parado a pensar cómo se trabajaba antes de la era informática y de internet. No cabe duda de que las cosas eran realmente diferentes, y que en realidad no hace tanto tiempo.













Reflexiones a parte se podrían hacer acerca de la calidad o veracidad de muchas publicaciones, de la claridad o no claridad con la que están escritos, del manejo de la gran cantidad de datos disponibles y que se van generando cada día, de la facilidad, impedimentos o condicionantes para publicar y de la evolución que pueden tener las publicaciones a no muy largo plazo, pero profundizar en cada uno de estos interesantes temas nos llevaría a una entrada más larga de lo necesario.